"Debe ser delgada, capaz de estar de pie durante largos perÃodos de tiempo y ser inmune al frÃo".
El titular llamó mi atención.
"Las horas son negociables, el pago es mÃnimo, la ropa está absolutamente prohibida".
La segunda lÃnea despertó mi curiosidad.
"Capacidad para aguantar la vejiga y la lengua, abstenerse de opiniones o sugerencias, y ser el perfecto lienzo viviente".
El tercero me hizo fruncir el ceño.
“Otros atributos requeridos: no ser cosquillosa, contorsionista y obediente. También debe disfrutar ser estudiada desnuda en una multitud ".
El cuarto me hizo estremecer.
"Llame o envÃe un correo electrónico 'SU PIEL, SU LIENZO si le interesa postularse".
El final hizo que mi corazón se acelerara.
DeberÃa haber seguido pasando el anuncio.
DeberÃa haber solicitado el aburrido trabajo de recepcionista con un salario mÃnimo.
DeberÃa haber hecho click en cualquier otro trabajo donde pudiera mantener mi ropa.
Pero no lo hice.
Me postulé.
Mi entrevista es mañana...
“Debe ser valiente, terca e inmune al temperamento de los seres queridos”.
La primera oración siseaba la historia.
“Las horas son infinitas, el pago es inexistente, renunciar está absolutamente prohibido”.
La segunda dolÃa con la verdad.
“Capaz de funcionar sin dormir, abstenerse de huir cuando se pone difÃcil y ser más que un lienzo vivo, sino un amante”.
La tercera vibraba con honestidad.
“Se requieren otros atributos: perdonar, testarudez y no tener miedo de decirme cuándo me equivoco. También debe disfrutar ser tocada y besada en cualquier momento de mi elección”.
La cuarta irradiaba promesa.
“Llame o envÃe un correo electrónico “TU CORAZÓN, SU ALMA” si está interesada en postularse”.
La final hizo que mi futuro se desdoblara.
El anuncio era tan similar a uno que nunca deberÃa haber solicitado.
Un giro del destino que reunió a dos personas destinadas.
Un trabajo que tomarÃa en un instante si el empleador pudiera ofrecer tales términos.