Nunca proclamé ser una buena chica, pero definitivamente
nunca pedà esto.
Killian, Tristian y Rath.
Esos tres hombres son parte de mi pasado, uno que preferirÃa no volver a mirar a los ojos. En la escuela secundaria, conocÃan mis secretos y yo conocÃa los suyos. Ellos tenÃan poder y yo no tenÃa nada. La noche en que todo se vino abajo, mi hermanastro permitió que sus dos mejores amigos se desahogaran conmigo mientras él miraba. Mientras reÃan.
Pero lo que pasó esa noche no es mi mayor
secreto. Asà que hui, pensando en no regresar nunca más.
Tres años después, estoy parada en la puerta de
su casa como una vagabunda. Son más poderosos que nunca ahora, habiendo
ascendido al rango de Lords en la Universidad de Forsyth. Pero aún estoy
huyendo y hay otro monstruo persiguiéndome.
¿Qué podrÃa traerme de regreso a sus vidas, sus hogares y, en última instancia, a sus camas?
Temor. Vergüenza. Desesperación.
Killian, Rath y Tristian no son los únicos que me quieren. Hay alguien mucho más peligroso que me ha estado acechando desde que dejé la ciudad por primera vez. Alguien que hace que el mal que conozco se sienta menos peligroso que el mal que no conozco.
Pero ser su Lady es más que ropa elegante y
reputación.
Puede que esté bajo su protección, pero también
estoy a su merced.
Y no hay nada que un Lord ame más que tomar el control.
Me lastimaron. Abusaron de mÃ. Me utilizaron.
Pero me inscribà para ello. Literalmente.
Acepté el contrato que me hizo su Lady, una posición que requiere que haga lo que ellos quieran, pero solo como protección de alguien peor. Acepté estar en sus camas, de rodillas, y a ser castigada si desobedecÃa.
Simplemente no esperaba un castigo como este.
KILLIAN pesa doscientas veinte libras de músculo, tiene un fÃsico brutal y es puro rencor. Cree que no sé qué me observa cuando duermo.
TRISTIAN es rubio y encantador para cualquiera que no lo conozca mejor. Para mÃ, es el hombre que busca controlarme, con su mirada frÃa y posesiva.
RATH es la tempestad de ojos oscuros que me llevó a su cama. Incluso después de haber sido sometida por su lengua de púas, es el primer hombre que me hizo sentir segura.
No me habÃa dado cuenta de lo mucho que me habÃan manipulado y me hicieron sentir complaciente, pero resulta que se han metido en mi cabeza tanto como han abusado de mi cuerpo. A pesar de las cosas horribles que me han hecho, en realidad me hicieron sentir especial. Me hicieron pensar que se preocupaban por mÃ. Me hicieron sentir protegida.
Y luego descubrà que todo era mentira.
La forma en que Tristian se preocupa, los ojos vigilantes de Killian y, lo peor de todo, mis momentos felices en la cama de Rath, eran parte de un juego.
Un juego para ver quién me puede usar mejor.
Un juego al que han estado jugando desde el primer dÃa.
¿Y ahora?
Es un juego que voy a ganar.